La brutal mentira detrás de encontrar tu propósito

Hay algo que me pasé buscando desesperadamente durante años. Y lo hice porque me hicieron creer que encontrarlo era fundamental para tener una vida completa y poder ser realmente feliz.

De lo que te estoy hablando es de mi propósito y, si vos estás tan perdida como lo estuve yo, tal vez te sirva esta historia que tengo para contarte. Porque, lamentablemente, a vos, a mi, a todos nos estuvieron chamuyando durante mucho tiempo. 

 

Sopapo emocional

Hubo una parte de mi vida adulta en la que no estuve -al menos conscientemente- preocupado por esa búsqueda. Tal vez le estaba escapando a la incomodidad que implicaba hacerme cargo que había una parte de mí que estaba desalineada con las pulsiones que, desde muy chico, comandaban mi curiosidad.

Pero el tema estaba ahí, descansando en algún punto recóndito de mi cerebro. Como si fuese Chris Pratt en la película Pasajeros, reposando dentro de una cámara criogénica esperando para ser despertado.

Y ese momento llegó hace unos años, cuando me di cuenta que había logrado cumplir varios objetivos profesionales, pero eso convivía con una sensación que venía sintiendo hacía un tiempo; en el fondo, me sentía vacío y me había dado cuenta que ese ya no era el camino que quería seguir.

Ahora, tener en claro lo que ya no funcionaba era muy diferente a saber qué era lo nuevo que debía perseguir. La brecha era enorme. De lo que sí estaba seguro era que ya no podía darle la espalda a esa voz que, a esta altura, ya directamente me gritaba pidiendo un volantazo en mi travesía. 

Ese fue el momento en el que sentí que el hielo de esa cámara criogénica se estaba empezando a derretir. También fue el exacto momento en el que, por varios motivos, me empecé a freakear:

  1. Me sentía grande para replantearme mi vida profesional. Esta semillita del propósito se me estaba despertando con toda potencia a mis 34 años.
  2. Me pesaba fuerte el costo de oportunidad que implicaba tirar a la basura todo el esfuerzo que había hecho en mi carrera. Cuanto más lo contaba, peor era. Por amor o por ego, las personas opinan proyectando sus propios miedos y frustraciones. A veces es muy difícil repelerlos y evitar incorporarlos como propios. ¿Por qué te pensás que usé la palabra “tirar”?
  3. Mi pedido de búsqueda se empezaba a descongelar en el medio de la era más bestial de la comparación. Las redes sociales me exponían constantemente al feed de todos los y las cracks que ya estaban viviendo su sueño. Y yo, frenético y paralizado, sintiéndome como cuando de chico en los fichines se me trababa la caja de cambios en largada del Daytona.

¿Cómo la ves? Una tormenta perfecta de ansiedad. 

Apurado por mi edad, por el tiempo que sentía que no le había dedicado a mi verdadero propósito -sea cual fuere-  y por la necesidad de satisfacer cuanto antes a ese “yo auténtico” que había aplastado durante años, empecé mi búsqueda. De una vez por todas, necesitaba asegurar mi felicidad.

Intenté de todo. Devoré cuanto libro y podcast te imagines. Escuché varios supuestos gurúes que reclamaban tener la fórmula mágica del propósito y, por supuesto, me reconforté con el mimo fugaz de alguna frase motivacional en Instagram. “ufff…qué deep.”

Durante un par de años, nada funcionó. La batalla entre mi “yo actual pedorro, careta y vendido” y ese “yo genuino, groso, libre y realizado” que buscaba emerger, era cada vez más visceral. Necesitaba un cambio urgente para frenar de raíz ese combate, una suerte de Street Fighter bizarro que no paraba de escalar en mi cabeza y que me iba a terminar volviendo loco.

 

My Precious!

Un lunes que me había quedado solo en la oficina después de hora, di con una nota online que supe era la llave para destrabar mi nuevo camino. No fue hasta que llegué a casa y se lo comenté en voz alta mi pareja, que me di cuenta -por su cara- que le estaba proponiendo algo bastante radical.

Era radical porque implicaba renunciar a ese trabajo que durante mucho tiempo alguna vez había soñado, pero que hoy me tenía atrapado en la comodidad. También porque implicaba comprar un pasaje y mudarnos al otro lado del mundo. Literal. 

“Gorda, vayamos a Nueva Zelanda a hacer una Working Holiday”

Estaba seguro que era el camino para poder embarcarme -figurativa y literalmente- en la búsqueda de mi verdadero propósito. Mel también lo sintió y decidimos hacerlo realidad.

Ese año y medio viviendo en el país kiwi, más otros 6 meses viajando por el Sudeste Asiático, derivaron en una etapa de tremenda transformación interna para los dos. No me daría el tiempo para contártelo en un solo blog, si te interesa podés conocer más de esta historia en mi canal de viajes Tribuventura

De lo que sí quiero hablar es de algunos insights que fui descubriendo, desde ese momento hasta ahora, en la bendita búsqueda de mi propósito.

 

¿Dónde ta´? Acá ta´!”

Desde que empecé a meterme proactivamente en este camino de tratar de encontrar mi propósito, me fui dando cuenta que no era una tarea tan simple y demarcada como me venían diciendo. Esos famosos Gantts y gráficos de Ikigai que te muestran la intersección perfecta de todos los mundos, en mi caso no parecía confluir tan mágicamente como se suponía que tenía que hacerlo.

Con el tiempo, fui descubriendo que existen algunas trampas en torno a los conceptos de la pasión y el propósito que nos pueden llegar a frustrar si no logramos identificarlos y esquivarlos. Yo caí en varias, acá van.

 

1ra Trampa – Los Verbos

El título de este blog esconde la primera trampa. Todos nos hablan de “buscar” o “encontrar” el propósito, como si fuese algo único y especial que espera ser descubierto debajo de alguna piedra milagrosa que tenemos que levantar. 

Todo BS. Tu propósito no se te va a develar mágicamente por más que busques y busques.

No me cierran esos verbos, yo elijo otros. Hoy estoy convencido que los propósitos se exploran, se construyen, se crean activamente. Tenemos un músculo único que es el de la creatividad y ese músculo nos permite ser parte de esa construcción activa.

Como menciona Cal Newport en su libro Tan bueno que no te puedan ignorar, “nos apasionamos al dominar algo, no al encontrar algo”. Steve Jobs tal vez nos confundió un poco en su discurso…él no encontró su propósito con Apple, lo creó. 

 

2da Trampa: La Singularidad

Nos hablan del “real o verdadero propósito”, en singular, como si cada uno de nosotros tuviésemos una única finalidad trascendental en la vida.

No sé a vos, pero a mi no necesariamente me atraen las mismas cosas que hace 10 años, ni tengo la misma perspectiva de dónde depositar mi energía y atención. Crecemos y evolucionamos -al menos eso sería deseable- y eso supone que podemos tener diferentes propósitos e inquietudes en distintos momentos, dependiendo de lo que decidamos construir y valorar.

Eso nos brinda autonomía. También le quita el misticismo y la frustración que trae esta noción impuesta que sólo existe un único verdadero propósito por encontrar debajo de alguna piedra mágica. 

 

3ra Trampa: Asociaciones peligrosas

Muchas veces se liga el propósito a la palabra pasión y el disfrute. Creo que la travesía queda un poco romantizada.

Por momentos, la construcción de nuestro propósito va a necesitar de nuestro compromiso y perseverancia para sostenerse. Nos pone a prueba. Esto genera cortocircuitos emocionales cuando atravesamos instancias desafiantes y poco disfrutables en nuestros proyectos. Puede llevarnos a pensar que, si una situación particular nos ofrece resistencia y se siente incómoda, tal vez sea una señal que no estemos persiguiendo el “propósito indicado”. “Si ya no me apasiona tanto, si ya no se siente tan visceral, tal vez me equivoqué”.

Otra asociación conflictiva es la que traen frases como “viví de tu pasión”, porque implican que nuestros propósitos tienen que darnos réditos económicos de inmediato. En realidad es mucho más probable que no sea así en un comienzo. Depositar en un propósito la presión de tener que pagar nuestras cuentas, también puede llevarnos rápidamente a la frustración.

En un mundo que busca constantemente los hacks y los atajos, esa urgencia por lograr resultados externos puede ser la causa principal por la que nunca termines desarrollando tu propósito.

 

Si levantás piedras, que sea para hacer tu castillito.

No pensé en hablar del tema propósitos para dar respuestas o conclusiones tajantes. La realidad es que no las tengo. 

Es más, después de todo este tiempo analizándolo, tengo más interrogantes que certezas. Pero sí creo que es importante evitar caer en las trampas de la dialéctica, las fórmulas mágicas, los hacks o los caminos simplificados que muchos plantean. ¿Por qué?

Porque “la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino por la falta de significado y propósito”. No lo digo yo, lo dijo Viktor Frankl en su inmenso libro “El hombre en búsqueda del sentido”.

Desarrollar nuestros propósitos, claro que es crucial.

Es lo que nos ayuda a sentirnos vivos, a sentir que luchamos por algo en lo que creemos y que nace de cualidades tan únicas que tenemos los seres humanos como lo son nuestra profunda curiosidad y creatividad. Nos permite desarrollar otro atributo espectacular que tenemos como especie que es la capacidad de conectarnos con otras personas para co-crear, sintiéndonos alineados con nuestro espíritu y nuestra pulsión de vida. 

Pero no hay atajos ni fórmulas mágicas. No compres ninguna porque no las hay. No hay nada que tengas que encontrar, no hay ningún Santo Grial, no hay un único centro de tu Ikigai, no hay ninguna piedra especial que tengas que levantar.

Sólo hay caminos por explorar. Está en nosotros decidir qué caminos tomar y está en nosotros aventurarnos a ellos para escribir nuestra historia. Si encontramos una hilacha que despierta nuestra más genuina curiosidad, creo que le debemos a nuestra piba o pibe interior animarnos a tirar de ella y explorarla. Sobre todo si nos da miedo. Sin presiones de nuestro futuro, sin condicionantes de nuestro pasado, sin expectativas de estar levantando la piedra mágica. La magia real está en la construcción activa de nuestros propósitos, porque es un tiempo verbal continuo que nunca sabemos dónde nos va a llevar. 

 

¿Y por casa cómo andamos?

Sólo te puedo decir ésto: estoy tratando de honrar las cosas que me llamaron la atención desde muy chico; escribir y filmar todo lo que puedo para contar las historias que creo que puedan ayudar a otras personas a vivir mejor. No sé dónde me va a llevar, porque no lo voy a tratar de estrategizar ni calzar dentro de ningún Gantt.

¿Es mi propósito? Hoy sí, tal vez mañana no. No lo defino como mi propósito en la vida, tal vez en este momento de mi vida. Lo que me da la pauta que voy bien encaminado es la sensación de alineación con lo que mi interior me demanda hacer. Un contraste absoluto con años anteriores de mi vida.

Ah, una cosa más. Tratá de ser menos dura con vos misma. Yo a ese “viejo Pol”, ahora le digo que no fue “ni pedorro, ni vendido, ni careta”. Fue el que, al igual que hoy, se animó a explorar y el que no se conformó. Ahí lo banco a Steve. Ojo, hoy tampoco hay un “Pol genuino, groso, libre y realizado”, sino sólo uno que hace lo posible por respetar lo que siente y avanzar.

¿Y vos? Bueno, si llegaste hasta acá, puede que estés sintiendo que el sólo hecho de saber cómo evitar las trampas del propósito no sea suficiente como para tener la palmadita en la espalda y encausarte en tu exploración. A mi me hubiese gustado tener esta data antes, por eso la comparto. Pero soy consciente que este es un tema que toca nuestra fibra y no te quiero dejar sólo con lo que conviene evitar.

Hay algunos enfoques y herramientas interesantes que aprendí en estos años y te los comparto en el próximo post, donde te cuento cómo pueden ayudarte a destrabar algunos desafíos para abrir camino en tu propia travesía del propósito.

Mientras esperás, te recomiendo que te mires Rolling Thunder Revue, un imperdible documental acerca de la vida de Bob Dylan dirigido por, ni más ni menos, el enorme Scorsese. Ahí, Dylan nos regala una hermosa frase que creo que resume todo lo que te quise decir más arriba: 

“La vida no se trata de encontrarse a uno mismo ni de encontrar nada. La vida se trata de crearte a vos mismo y de crear cosas”.

Capaz tendría que haber puesto eso solo.

Abrazo y hasta la prox.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *