La Motivación no existe

 

“¿Quieres un cuerpo más saludable? ¿Tienes ganas de vivir una vida más plena? ¿Te sientes con ganas de empezar un proyecto o de hacer algún cambio en tu vida, pero estás esperando que te llegue la motivación necesaria para hacerlo?”

Acá es donde entraría el producto de TV Compras que te lo soluciona. Pero no.

Seguí esperando, la motivación no existe.

Sí, tenemos mini momentos idílicos de motivación pero, cuando las cosas se ponen peludas, nos duran menos que una estufa de madera.

¿Por qué?

Porque como explica la escritora Mel Robbins, no estamos cableados para estar motivados a hacer cosas difíciles o distintas. Todo lo contrario, nuestro cerebro es una máquina perfecta de ahorro de energía. Evolucionó de esa manera para poder usarla en los momentos donde necesitábamos sobrevivir.

Pero ya no nos corre el león.

El problema es que nuestro cerebro todavía no se enteró. ¿Cómo hacemos entonces para bypasear ese viejo OS sobre el que todavía corre parte de nuestra materia gris?

 

Tu motivus importa

¿Pensaste en la palabra en sí misma?

Motivación deriva del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’.

Lo diferente se resiste porque requiere energía.

Una de las cosas que más nos impide vencer esa resistencia es no tener un motus fuerte. Algo de ésto te conté en el post de Las llaves para encontrar tu propósito y la importancia detrás del why de lo que sea que quieras explorar.

Vos le vas a asignar el significado a lo que sea que quieras empezar. Un significado más profundo e importante para tu vida, te va a ayudar a ir para adelante cuando tu “falta de motivación” se te aparezca personificada en forma de un día frío y lluvioso, una hoja en blanco o la falta de confianza en vos misma.

Ahora, el motivus importa, pero somos sobro todo seres emocionales. Tu why necesita una traducción de lo que pasa en cabeza a lo que va a pasar en tu corazón. Porque la emoción es la energía del movimiento.

Podés intelectualizar tus objetivos todo lo que quieras, pero si no pensás en cómo te va a impactar esa emoción para que se traduzca en acción, poco va a suceder. Siempre van a aparecer excusas.

¿Crees en lo que estás luchando? ¿Lo sentís con tu cuerpo?

No contestes todavía, porque tenemos un problema más…la emoción viene después…

 

Tu animus sigue a la acción

La palabrita homenajeada de hoy tiene una segunda parte etimológica tan importante como el motivus; la acción.

A veces me pasa que tengo cero ganas de salir a correr. Salgo igual. ¿Por qué? Porque ya aprendí que después cuando esté corriendo viendo ese atardecer o aún más tarde con los ojos cerrados bajo la ducha, voy a estar diciéndome a mi mismo “qué bien que saliste a correr…qué bien me siento”.

Esto pasa porque nuestro estado de ánimo sigue a la acción. Sobran estudios que lo demuestran. Como te sientas va a ser consecuencia de tu acción, no al revés. El problema es durante mucho tiempo nos enseñaron que el ciclo era inverso, por eso seguimos esperando sentirnos motivados para accionar.

Por eso, cuando no te sientas motivada a hacer algo que sabés que te haría bien hacer, no te bajonees, no sos del “Club de las Desmotivadas“. Es exacto lo que tiene que pasar, tu cerebro se activó para ahorrar energía pensando que después viene el león.

No viene el león.

Salí y hacelo igual aunque no sientas la motivación. El mecanismo se va a activar y, después de la acción, tu ánimo va a cambiar.

Te dejo un truquito que me inventé hace un tiempo y tal vez te sirva también para ayudarte a tomar acción en momentos donde encuentres resistencia. Es un simple acrónimo que me digo a mi mismo para hacer un override del ahorro energético al que me tira mi cerebro por default:

LECASA

“Levantá el culo, el ánimo sigue a la acción.”

 

Aprovechá tu momentum

Newton nos tiró un gran centro cuando formuló su Ley de Inercia.

Mini retorno a la secundaria: “un objeto en reposo tiende a permanecer en reposo y un objeto en movimiento tiende a permanecer en movimiento”.

Eso es así porque para salir del reposo o para frenar el movimiento, se requiere de bastante energía opuesta. ¿Y qué te conté antes del fetiche de nuestro cerebro con el temita energía?

Pensalo así; a una locomotora le cuesta mucha energía poner a toda una formación en movimiento. Cuando alcanza una velocidad constante, ya la cantidad de energía necesaria para mantenerla en curso es mucho menor porque, como nos explica Isaac, va a tender a seguir en inercia. Si alguna vez empujaste un auto para arrancarlo, me entendés perfecto el punto.

¿Cómo te impacta esta ley?

Si estás tirado en un sillón mirando Netflix, vas a tender a quedar tirado en un sillón mirando Netflix. La energía que te demanda salir de ese estado es muy grande. Peor si hacen 5 grados afuera.

Para vencer ese contrafuego, no vas a poder depender de tu motivación, porque tu cerebro te juega en contra; tiene la orden de ahorrar toda esa energía que te demanda levantarte. Por la potencial visita del bendito leoncito que ya no va a venir.

Esta regla de Newton aplica para todo lo que te propongas mejorar en tu vida y que requiera un uso extra de tu energía; ir al gimnasio, leer un poco más, empezar a meditar, avanzar con un proyecto, cocinar un poco más saludable…rellená el espacio en blanco como más te guste.

La mala noticia está en la primera parte de la ley; la energía necesaria para salir del reposo.

La buena y en lo que te conviene apalancarte, está en la segunda parte de la ley; la inercia.

¿Te levantaste? ¿Fuiste al gimnasio? ¿Atacaste esa hoja en blanco?. Seguramente te demandó bastante energía, pero bien, ya estás en movimiento. Mañana te va a costar un poquito menos. Pasado mañana, otro poco menos…y así.

Aprovechá esa inercia a tu favor, no dejes que decaiga.

Esto me lleva al siguiente punto…

 

Sin disciplina no hay paraisum

Si estás entrenando todos los días y de repente dejás de hacerlo por dos semanas seguidas, la energía que te va a demandar ese regreso va a ser mucho mayor que la que te venía demandando la rutina de tu “tren en movimiento”.

¿Qué te quiero decir con ésto? Tratá de no estar arrancando y frenando tu tren constantemente, es mucha la energía la que te demanda volver a ponerlo en movimiento. Es desgastante física y emocionalmente.

Por eso, yo -trato- de seguir una gran regla que aprendí en el libro “Hábitos Atómicos” de James Clear;  “nunca faltes dos veces”.

Si un día diluvia, puede que no salga a correr, pero no dejo de hacerlo dos días seguidos porque eso implica que mi tren va empezar a perder inercia. Tarde o temprano, va a frenarse y para arrancarlo voy a necesitar mucha energía nuevamente.

Esta regla no sólo optimiza mi uso energético sino que, además, me ayuda a no alimentar la inercia negativa que trae repetir el acto de “no aparecer”. Porque así se construyen tanto los buenos como los males hábitos, repitiéndolos. Lo peor que te puede pasar cuando estás tratando de lograr algo, es empezar a adoptar una identidad de una persona que “generalmente se baja cuando las cosas se ponen difíciles”.

 

Corto vs largo plazum

Por alguna razón, otro quilombo que heredamos de nuestro cerebro reptiliano es que no estamos programados para priorizar recompensas a largo plazo por sobre la gratificación inmediata.

Si fuese así, no existiría ni la Buscapina ni el Alikal.

Por eso es que nos juega tan en contra linkear nuestra motivación con los resultados, especialmente los inmediatos. Si querés ser fotógrafo y pretendés sentir motivación al ver las primeras cosas que obturaste, estás al horno. Es muy probable que pienses “soy pésimo, ¿qué sentido tiene seguir?”

Pero Jordan no se hizo Jordan porque practicó un par de triples. Le apostó al largo plazo.

Y entonces, ¿cómo hacemos para no desmotivarnos con los resultados inmediatos?

Hay un truquito que te puede ayudar a fogonear un círculo virtuoso, inclusive mirando los resultados de corto.

“Pero me acabás de decir que no mire el corto…”

Sentime un segundo, la clave está en lo que mirás; no tiene que ver con el resultado de la acción en sí misma sino con tu identidad.

Si querés ser fotógrafo y te comprometés con esa identidad, lo importante en el corto es que dejes de poner excusas y aparezcas, que obtures un poco todos los días. Bueno, malo, regular, el tiempo dirá. Pero en lo inmediato, en el día a día que es donde cuesta ver los buenos resultados, tu motivación va a quedar atada a tu trabajo consistente y a un compromiso con la identidad que querés construir en el largo plazo.

Estás apareciendo todos los días. Es un montón. Es mucho más que lo que puede decir una gran mayoría que vive poniendo excusas.

El resultado compuesto de esas pequeñas apariciones en el corto, te va a ir dando los resultados que esperás en el largo.

 

Revisá tu historein

Síndrome del impostor, baja autoestima, miedos, inseguridades. Hay miles de formas de llamarlo, en definitiva es todo parte de un mismo problema; una falta de alineación entre tu ambición y tus expectativas de ser capaz de concretarla.

Si estamos esperando sentirnos motivados para encarar algo, ya sabemos que es un problema. Pero si a eso le sumamos que, en el fondo, no nos creemos capaces de lograrlo, estamos condenados completamente.

En última instancia, necesitamos plantearnos objetivos que realmente creamos que, con tiempo y apareciendo todos los días, vamos a poder alcanzar. Porque una ambición que no está alineada con expectativas de poder alcanzarla, se transforma en la excusa perfecta para no tomar acción. Y ojo que, muchas veces, eso también viene disfrazado en forma de “perfeccionismo”. 

Si ese es el caso, tal vez la pregunta que tengas que hacerte esté más ligada con tu historia y la identidad que fuiste adoptando en el camino.

Por ejemplo, gran parte de mi historia fue haber trabajado en el mundo corpo. Esa identidad fue una gran traba a la hora de creerme capaz de apostar a una nueva carrera creativa y artística. Hasta que no decidí poner esa identidad en su exacto lugar, algo que era parte de mi vida pasada, no pude sentirme convencido de setear expectativas reales para avanzar con esta nueva carrera.

¿Qué pasó en tu vida? ¿Qué parte de tu historia estás usando como excusa para no accionar? ¿Qué parte de esa historia te está reteniendo? ¿Qué necesitás soltar?

Mientras lo meditás, no lo uses como excusa…LECASA

Abrazo y hasta la prox.

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