10 Llaves para encontrar tu Propósito (Parte 1)

Si venís del post anterior, en el que te hablo de La Brutal mentira de encontrar nuestros propósitos, ya sabés que el título de esta sequel es muy intencional.

Si no lo leíste todavía, te recomiendo que empieces por ahí y después vuelvas a éste.

Vamos al hueso, no hay ninguna llave ni nada que encontrar. Lo que sí quiero dejarte es lo prometido; algunas herramientas y enfoques que pueden ayudarnos a explorar mejor nuestros propósitos.

Ésto no es ni por asomo una receta ni un paso a paso. Son sólo algunas reflexiones en base a mi propia experiencia y lo que fui aprendiendo en los últimos años en la exploración de mi propósito. Tomá lo que te sirva, descartá lo que no. 

Hecho el disclaimer, vamos con los aprendizajes que fui depurando en mi proceso.

 

1. La curiosidad es un V8

De chico nunca le pregunté a mi viejo si estaba bien meterme al agua con la tabla o si era una buena idea agarrar ese tanque que era la vieja Panasonic M40 y apretar REC. Tampoco le pedí permiso a mi vieja para afanarle sus cacerolas para darles sin parar con una cuchara de madera, soñando que tocaba una batería. Seguí mi curiosidad y exploré. Hoy me sigue encantando meterme al agua con la tabla, disfruto de filmar con lo que sea y, cada vez que puedo, rockeo la bata.

A vos probablemente te haya pasado algo parecido.

Lo que pasó después, es que fuimos creciendo en un sistema educativo que aplastó nuestras preguntas y nos adoctrinó para tener respuestas. Y mejor que fueran las correctas. 

Pero estamos entendiendo que no se trata de buscar ni encontrar nada.

La exploración de mi propósito se empezó a destrabar cuando me permití volver a conectar con mi curiosidad y a aprender a confiar devuelta en ella como motor para explorar. 

La clave es que te animes a volver a tirar de esos hilos que te resultan interesantes y que, por alguna razón, atrapan tu atención. Muchas veces no vas a entender por qué. Vas a tentarte con tratar de racionalizarlo y a buscarle una lógica que lo justifique, porque así nos enseñaron.

Resistí.

Regalate la posiblidad de explorar con mente y corazón abiertos. Hay algo muy personal ahí que te invitó a hacerlo. Volvé a confiar en tu curiosidad como motor.

 

2. Priorizá tu brújula.

En la gran película Hustle, el scouter de básquet Stanley Beren (Adam Sandler), sigue su voz interior que le asegura que, el camino para llevar su equipo al éxito, reside en traerse un jugador de basquet español que no lo conoce ni su vieja. Todo el mundo lo considera un delirante.

(spoiler más que obvio) Él insiste y les demuestra lo contrario.

Como Stanley, todos tenemos una voz interior que actúa como una brújula y que nos dice en qué dirección tenemos que caminar. Pero crecimos con una programación cultural y educativa que, a muchos, nos terminó aturdiendo.

Ese susurro interno que tenemos desde chicos, vale oro. Pero, ¿cómo hacemos para volver a escucharlo?

Bajando el ruido.

Eso implica buscar la forma de encontrar instancias para alejarnos del caos sonoro -literal y figurativo- de la rutina, del deber ser y de todo lo que implique estar consumiendo y acatando, en vez de creando.

Yo no sabía cómo hacerlo y necesité dejar todo e irme al otro lado del mundo para empezar a destrabarlo. Aunque tal vez eso te ayude, no necesitás tomar una medida tan extrema, podés buscar tu propia forma de hacerlo. Salí un poco más a la naturaleza, probá mirar o hacer otras cosas, leé un poco más. Date el espacio para investigar esos temas que te empiezan a llamar la atención.

Va a ser poco probable que vuelvas a escuchar las voces de tu curiosidad si no lográs generarle ese aire a tu cabeza.  

Elegí proactivamente caminos que te ayuden a romper con ese default con que a todos nos programaron, el de necesitar poner constantemente a nuestro cerebro en un modo piloto automático de scrolleo.

Volvé a priorizar escuchar tu brújula.

 

3. Cortala con soñar.

Un servilletero, una cornetita naranja y una nariz de cotillón fue todo lo que necesitó para salir corriendo de ese diner a contárselo a Carin. Iba a ser el primer hospital divertido del mundo, con pasajes secretos y lleno de juguetes. Iban a usar el humor para curar el dolor y el sufrimiento.

Es poco probable que te pase lo que le pasó a Patch Adams y que de repente te ilumines con lo que estás destinada a hacer. Lo único que te va a permitir desarrollar tu propósito es la acción

Podés meditar todo lo q quieras, podés llenarte de libros como hice yo, leer cientos de blogs como éste, pero si no accionás para explorar esa curiosidad, no vas a lograr demasiado porque nada empieza. 

Durante un tiempo tuve lo que bauticé como mis “Caminatas de Estrategia”. Mientras daba vueltas por el barrio, diagramaba en mi cabeza los espectaculares pasos que iba a dar con mis proyectos. Algo de todo eso puede haberme ayudado, pero en realidad creo que fue mucho más el tiempo que terminé perdiendo en algo que, en definitiva, era una hermosa ilusión que me reconfortaba en el corto plazo. Me engañaba a mi mismo haciéndome creer que había hecho algo para avanzar con mi propósito, cuando la realidad era que no estaba haciendo lo más importante; tomar acción.

Escribí, bajá ideas, explorá qué es lo que te atrapa. Pero eventualmente -lo más rápido posible- accioná. Si no era por ahí, no era. No pasa nada. Volvés a explorar por otro lado y accionás por ese nuevo camino.

No te engañes confundiendo la investigación o el sueño despierto con la acción.

 

4. Dejá de hacerle de babysitter a tu ego

¿Cuál es el denominador común de alguien que pasa de ganar 7 veces en una década el premio Mr Olympia por físico culturismo, a ser un actor de megaproducciones de Hollywood a, más tarde, ser electo por 2 mandatos consecutivos como Gobernador del Estado de California?.

La voluntad de exponer vulnerabilidades  y aprender en cada uno de esos volantazos.

Como lo hizo Arnold, si realmente querés comprometerte con la exploración de tu propósito, preparate para exponerte. Y preparate especialmente si venís de tener buenos resultados externos en lo que venías haciendo antes, porque te va a tentar buscar extrapolar esa forma de hacer las cosas a lo nuevo que estés por explorar.

No funciona. Nos enseñaron otra cosa, pero no funciona.

No vas a poder darle rienda suelta a tu creatividad y seguir tu curiosidad si entrás con una mentalidad de tratar de proteger tu ego, de tener las respuestas correctas y de no equivocarte. No se puede tener un pie en el muelle y el otro en el barquito porque no se va a ningún lado. Yo empecé un proyecto de esa forma y fue un tremendo fracaso…o aprendizaje, llamalo como quieras. 

Estás entrando en un nuevo territorio de incertidumbre y exploración. Necesitás una nueva identidad.

Adoptá la identidad de un aprendiz valiente. Buscá absorber y deslumbrarte con todo lo nuevo, con todo lo que no conocés ni sabes, pero te morís por aprender.

Bancátela.

Tenés que ser valiente porque, sobre todo, tenés que estar dispuesto a equivocarte, a exponerte, a sentirte ridícula, inseguro, a que un martes cualquiera te inunden la cabeza todos los síndromes del impostor juntos. Vas a tener que exponer y desafiar tu ego, aunque como le pasó a Arnold, no paren de delirarlo con su forma de hablar.

Bancátela.

Porque la alternativa es quedarte en una falsa zona de confort, apenas rascando la superficie de lo que sos capaz de hacer. Eso te puede cagar la vida, te lo cuento en este post. 

Vivimos en un mundo muy dinámico y muy cambiante, no necesitamos seguir haciendo alguna versión edulcorada de lo que ya hicimos hasta ahora, por más que se sienta un lugar seguro. Ese es un mecanismo de defensa del ego tratando de justificarse, de mantenerse vigente y de no quedar en ridículo.

Adoptá con humildad una identidad de aprendiz valiente y alineate con tus intenciones. 

 

5. Comprometete con tu Arca

Indiana Jones no se toma el tecito y pega media vuelta. A pesar que se le podía pudrir, se pone de pie y va a reunirse con su enemigo Belloq. Estaba comprometido con encontrar el Arca Perdida.

En la exploración de un propósito siempre hay momentos que son difíciles. Muchas veces parece que nada está pasando, que no estamos avanzando. Nos sentimos perdidos, cansados, con dudas y miedos.

Hay que seguir.

Nadie te va a poder decir si ese es o no es el camino, sólo vas a tener que confiar en tu brújula interna. Cuando no sea el camino, esa brújula te lo va a hacer saber. 

Tom Bilyeu tiene una gran frase que dice que en la persecución de un propósito “la lucha está garantizada, el éxito no”.

Por eso, sobre lo que sea que accionemos, tiene que ser algo que consideremos importante, que merezca nuestra lucha independientemente de los resultados externos, porque nunca sabemos cuándo van a llegar. No sabemos ni siquiera si van a llegar. 

También tenés que ser consciente que el proceso es muy gratificante pero también te va a doler. Muchas personas no se exponen a buscar su propósito porque eso implicaría tener que hacerse cargo de muchas cosas que incomodan. Por ese motivo creo que yo lo evité durante muchos años.

Perseguir un propósito implica querer cambiar el mundo de alguna manera. Vas a empezar a recibir feedback. Vas a ponerte en un lugar vulnerable y hasta podés llegar a desarmarte y abandonar si no te preparás emocionalmente para ese momento.

No se puede edulcorar. La verdadera exploración de un propósito tiene muchos momentos hermosos y muchos agrios. Es un riesgo y es un compromiso que tenemos que estar dispuestos a asumir.

La pregunta sólo es si estás dispuesta a embarcarte a ir en busca de tu Arca.

Si querés conocer las otras 5 claves para explorar nuestros propósitos, acá te dejo la segunda parte.

Abrazo y hasta la prox

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *